Proteína whey y caseína ¿Cuál es su verdadero impacto en la salud?
Mariana Fígares
7/27/202511 min read
En primer lugar, ¿Qué son el whey y la caseína?
La caseína y el suero de leche (whey) son las fracciones de la leche en donde se concentran las proteínas [1]. La caseína forma agregados dentro de la matriz láctea y es responsable del color blanco de la leche. Las proteínas que conforman la caseína son predominantemente la αS1-, αS2-caseina, β-caseina, and κ-caseina. Estas proteínas contienen todos los aminoácidos esenciales, destacando la alta concentración de prolina [1]. El suero es la fracción acuosa resultante de la elaboración del queso y contiene docenas de proteínas de “alta calidad” (en cuanto a contenido de aminoácidos esenciales, biodisponibilidad y bioactividad). Las proteínas predominantes en el suero de leche son la alfa-lactalbúmina, lactoferrina, beta-lactoglobulina, glicomacropéptido. Estas proteínas de suero son especialmente ricas en lisina, metionina, leucina y triptófano, que suelen ser limitantes en proteínas vegetales [1].
La proteína whey y también la caseína, por su elevada concentración en aminoácidos esenciales, se consideran proteínas “completas” y de “alto valor biológico”, por lo que son un suplemento altamente utilizado en el ámbito del fitness. Sin embargo, tal elevada concentración de aminoácidos esenciales ¿tiene un impacto favorable en la salud? ¿Cómo afecta la suplementación con proteína whey a la masa muscular, los marcadores de salud cardiometabólica, la salud renal y el riesgo de enfermedades crónicas y mortalidad?
Masa muscular y capacidad funcional
Si la dieta tiene un adecuado aporte de proteína (0.8 g kg/peso), aumentar la ingesta proteica meadiante suplementación con whey o con caseina no conduce a un aumento en la ganancia de masa muscular en comparación con un placebo de carbohidratos simples [2,3].
En concreto:
En un estudio randomizado controlado de 1 año de duración, un total de 208 adultos mayores (>65 años) fueron divididos en 5 grupos de intervención: 1) suplementación con carbohidratos 2) suplementación con proteína colágeno 3) supleemntación con proteína whey 4) suplementación con proteína whey + ejercicio de fuerza suave 3-5 días/semana 5) suplementación con proteína whey + ejercicio de fuerza de alta intensidad 3 veces/semana [2]. El objetivo era comparar el impacto de estas intervenciones en el tamaño muscular, fuerza y capacidad funcional.
No se encontraron diferencias significativas entre ninguno de los grupos en los marcadores medidos (área de sección transversal del cuádriceps, par máximo dinámico muscular, contracción máxima voluntaria isométrica, ritmo de generación de fuerza, peso y composición corporal, velocidad de marcha en 400 m) [2]. Es decir, la suplementación con proteína whey durante 1 año no condujo a un aumento en la masa masa muscular, ni tampoco en la fuerza ni en la capacidad funcional en comparación con un suplemento de carbohidratos simples o de con uno de colágeno[2]. De hecho, el grupo que tomo la proteína whey sin entrenamiento, respecto a la situación inicial, experimentó una disminución en el tamaño del cuádriceps y un aumento en los niveles de grasa corporal[2]. El grupo que realizó entrenamiento de alta intensidad y tomó la proteína whey, en comparación con los que tomaron proteína whey sin ejercicio, experimentó cierta mejoría en la contracción máxima voluntaria isométrica y en la velocidad de marcha, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa, por lo que no se puede descartar que fuera debido al azar [2].
Por tanto, este estudio muestra que incrementar la ingesta de proteína diaria, en este caso a partir de proteína whey, más allá de los requerimientos diarios, no conduce a un aumento en la masa muscular, en la fuerza y capacidad funcional en ancianos. Además, los participantes no compensaron el extra de calorías aportado por la proteína whey, de tal manera que ganaron grasa corporal. De esa forma, la proteína whey no mostró aumentar el poder saciante de la dieta, sino al contrario.
En adultos jóvenes, en condiciones isocalóricas, la suplementación con proteína whey no aumenta la masa muscular ni mejora la función isocinética muscular en comparación con un placebo de carbohidratos [4,3]. En algunos de estos estudios se observan mejoras en estos parámetros dentro del mismo grupo, comparando la situación inicial respecto a la final [4]; sin embargo, ello puede deberse a factores como la regresión a la media, por lo no se puede asumir que el efecto sea deba a la intervención. Para determinar el efecto de una intervención, se debe evaluar la diferencia entre grupos, que en este caso no es significativa. Los estudios que concluyen que la proteína whey aumenta la masa muscular y/o aumenta la función muscular, pese a no haberse observado diferencias entre los grupos, son normalmente financiados por la industria de proteína láctea [4,5].
De forma similar, la suplementación con caseína no conduce a una mejora en la capacidad de cardiorrespiratoria, ni tampoco a un aumento en la masa magra en comparación con un placebo de carbohidratos [6].
Por otro lado, en el contexto de pérdida de grasa corporal, una dieta hipocalórica alta en proteína (1,2 g/kg peso corporal/día) no conduce a mayor preservación de la masa magra ni tampoco de la fuerza en comparación con una dieta hipocalórica normoproteica (0.8 g/kg peso corporal/día) sin proteína whey [7].
Colesterol
En comparación con la proteína whey y con la caseína, la proteína de soja aislada conduce a una disminución en los niveles de colesterol LDL [8,9].
Metabolismo de la glucosa
Se ha demostrado en estudios randomizados controlados que la suplementación con proteína whey tiene el mismo efecto que el azúcar añadido o la maltodextrina en los glucosa en ayunas y HOMA-IR (marcador de resistencia a la insulina)[10,10–12].
En un estudio randomizado, la ingesta de proteína whey protein, en comparación con el agua o con un suplemento de leucina, condujo a una disminución en la tasa de desaparición de la glucosa en sangre [13]. Es decir, que toma de proteína whey dio lugar a que la glucosa en sangre tardara más en introducirse en los tejidos, lo que es indicativo de aumento en la resistencia a la insulina [13]. A destacar, la captación de glucosa de la pierna disminuyó en un 20% tras tomar la proteína whey [13]. La suplementación con leucina no indujo estas alteraciones en la captación de glucosa, lo que sugiere que el mecanismo implicado se produce independientemente de la señalización de mTOR y AKT en el músculo [13].
Salud renal
La proteína whey y la caseína presentan una concentración de aminoácidos azufrados superior a la de los alimentos de origen vegetal. Estos aminoácidos, cuando son metabolizados, dan lugar hidrogeniones y, para compensar el exceso de ácido, el riñón aumenta su producción de amonia [14]. De ese modo, la suplementación con proteína conduce a un aumento en la carga ácida potencial renal [15]. Una dieta con mayor carga ácida potencial renal se asocia con un mayor riesgo de enfermedad renal crónica[16], piedras de oxalato cálcico en el riñón [17] y, en pacientes que ya tienen enfermedad renal crónica, se asocia con más riesgo de acabar en hemodiálisis y de mortalidad [18]. Además, la mayor una dieta con mayor carga ácida se asocia con mayor riesgo de cáncer renal [19] y cáncer de mama [20].
IGF-1
La suplementación con proteína whey y caseína incrementa los niveles de IGF-1 en comparación con no añadirla [21–23]. Existe una relación causal entre el IGF-1 y el cáncer. En estudios de cohorte, los mayores niveles circulantes de IGF-1 se asocian con un mayor riesgo de cancer en general y cáncer de cáncer de mama siguiendo una relación dosis respuesta [24–26]. Por otro lado, se observa que las mujeres que presentan mayor actividad del receptor de IGF-1 en el tejido mamario presentan un mayor riesgo de padecer cáncer de mama años más tarde [27]. Además, en estudios de randomización mendeliana, las mujeres genenéticamente predispuestas a mayores niveles circulantes de IGF-1 presentan mayor riesgo de cáncer de mama [28]. Los sujetos con acromegalia, que presentan mayores niveles de hormona de crecimiento y de IGF-1, tienen mayor riesgo de padecer cáncer. Sin embargo, los individuos con síndrome de Laron, que presentan una mutación que afecta al receptor del IGF-1, lo que da lugar a que este no pueda llevar a cabo su actividad, presentan una incidencia de cáncer mucho menor que la de la población general.
Riesgo de enfermedades crónicas y mortalidad
En estudios de cohorte se encuentra que el consumo de proteína a partir alimentos de origen animal, entre ellos los lácteos (leche, yogur, quesos, helados, así como proteínas en polvo como whey y caseína) se asocia con mayor riesgo de diabetes, mortalidad cardiovascular y mortalidad total en comparación con la proteína obtenida de alimentos vegetales [29–31].
Referencias
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